“Estamos ante una transición social, urbana y demográfica sin precedentes”, Jorge Rodríguez y la urgencia de actualizar la Política Nacional de Desarrollo Urbano

El investigador senior del CELADE–División de Población de CEPAL, Jorge Rodríguez, planteó durante la jornada “Diez años después” que el país requiere una política urbana actualizada que se haga cargo de transformaciones como el envejecimiento, la migración y la reconfiguración de las familias.

28 de julio de 2025. Durante la jornada de presentación del diagnóstico “Diez años después: reconocer lo avanzado, responder a lo que viene”, organizada por el Consejo Nacional de Desarrollo Territorial (CNDT), el investigador senior del CELADE–División de Población de CEPAL, Jorge Rodríguez, entregó una visión aguda y crítica sobre la necesidad de actualizar la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU). A su juicio, los cambios experimentados por el país en la última década —desde transformaciones demográficas hasta tensiones sociales— hacen inviable seguir operando con un marco construido en 2014.

Rodríguez planteó que el diagnóstico elaborado como base para la actualización de la PNDU identifica tres grandes transiciones que deben estar en el centro de cualquier nueva estrategia urbana: la urbanización natural, la migración internacional y el envejecimiento de la población. “La migración rural-urbana, que fue el motor de la urbanización chilena durante gran parte del siglo XX, hoy ya no cumple ese rol transformador. En su lugar, las ciudades están cambiando desde dentro, y enfrentan presiones que antes no estaban en el radar”, señaló.

Uno de los elementos que el investigador destacó como más urgentes es el crecimiento sostenido de la población mayor. “No solo estamos ante un envejecimiento estructural de la población, sino también ante cambios en la forma en que las personas viven esa etapa. Para algunas, la vivienda es una inversión; para otras, sigue siendo una necesidad no satisfecha. La política urbana no puede tratar al envejecimiento como una categoría uniforme”.

Asimismo, Rodríguez subrayó que el fenómeno migratorio, en especial la migración internacional reciente, ha sido injustamente politizado. “Se la ha tratado como chivo expiatorio de los problemas urbanos, cuando en realidad representa una dimensión clave que afecta la demanda de vivienda, los servicios urbanos y la planificación territorial. No entenderla en su real magnitud limita gravemente la capacidad de respuesta del Estado”.

A estos procesos se suma una transformación silenciosa pero profunda como el debilitamiento de las redes familiares. Basándose en investigaciones recientes, Rodríguez advirtió que las proyecciones hacia 2100 muestran una caída de la estructura familiar tradicional y una creciente atomización de los hogares. Este fenómeno tiene implicancias directas en el acceso al cuidado, en las formas de organización social y, por supuesto, en el diseño urbano. “Estamos en una época de un habitar en crisis”, afirmó, haciendo referencia a las crecientes dificultades de las personas para encontrar condiciones dignas y sostenibles para vivir.

El investigador también cuestionó la lógica con que tradicionalmente se ha construido la política urbana en Chile, basada en indicadores promedios y enfoques generalistas. “Necesitamos una mirada estructural y funcional del sistema de asentamientos. ¿Cómo se conectan nuestras ciudades? ¿Qué funciones cumplen los nodos urbanos grandes, medianos e intermedios? Si seguimos operando con promedios, dejamos fuera a buena parte del país”.

Desde su perspectiva, la actualización de la Política Nacional de Desarrollo Urbano debe dejar atrás los enfoques normativos y técnicos como únicos pilares y abrirse a una comprensión más amplia, dinámica y segmentada de los territorios. “Lo que requerimos es una política que no solo regule, sino que habilite y dialogue con la diversidad de modos de vida y con la desigualdad estructural que aún atraviesa nuestras ciudades”.

En ese sentido, valoró el trabajo liderado por el CNDT y destacó la amplitud de actores involucrados en el proceso. “Es una oportunidad histórica para pensar el futuro urbano de Chile con mayor realismo, justicia y funcionalidad. La participación de múltiples sectores, como ha promovido el Consejo, es clave para que esta política no sea solo una declaración, sino una herramienta concreta de transformación”.

Rodríguez cerró su intervención haciendo un llamado a considerar este momento no solo como una actualización técnica, sino como un punto de inflexión para replantear las bases mismas del desarrollo urbano. “Estamos frente a transiciones profundas que exigen respuestas igualmente profundas. Y una política urbana moderna, efectiva y justa no puede construirse sobre las lógicas del pasado”.

Revisa lo que fue la presentación del diagnostico